Miss Aguacates

Situémonos en México, año 1519, Colón sigue «descubriendo» (llamémosle así) nuevas tierras, y con ello, nuevos frutos que no existían en el Google Imágenes del siglo XVI.

Por aquel entonces, sin wifi ni 3G, aun existían las famosas …(redoble de tambor) preguntas. La única forma que tenía el ser humano de responder a sus inquietudes diarias era demostrando que no tenía ni puta idea, es decir, preguntando.
Oh! Aquellas maravillosas preguntas! Preguntas largas, elaboradas con tiempo, completadas por uno mismo y no por un buscador automático, preguntas con dos signos de interrogación, uno delante y otro detrás, preguntas que duraban varios días, que daba un placer inmenso resolver, preguntas que unían, que enamoraban pero sobretodo preguntas que eran (redoble de tambor)… útiles.

Una tarde, mientras Colón O.T.eaba el horizonte, divisó en la lontananza una pequeña congregación de los que él llamaba «guiris nativos». Colón, que era muy curioso, pasábase el día preguntando (es decir, demostrando que no tenía ni puta idea), acercóse remando hasta la orilla y preguntóle al primer ser humano que vióle (sin tilde en la e, por dios!):

– ¿esto qué es lo que es?

El pobre guiri nativo que por allí pasaba no entendió lo que se le preguntaba, y se limitó a mirarle fijamente. Colón, que además de curioso era muy inteligente, volvióle a repetir la pregunta de otra forma:

– que … esto/ qué/ es/ lo/ que/ es ?! – dijo bien alto, abriendo la boca y separando claramente cada palabra, seguro de que así le entendería mejor (como era guiri).

Esta vez, nuestro amigo pareció entender la pregunta, no porque de repente hablara el idioma de Colón, sino porque éste, en su segundo intento, había señalado unos objetos extraños que el nativo llevaba en las manos y que no dejaba de sacudir cual maraca de Machín.

– mis aguacates – contestó por fin.

Colón frunció el ceño y mirando al infinito preguntó (por tercera vez): – ¿Aguacates? – Como no tenía cobertura en ese momento, hizo llamar a su traductor privado de español-náhuatl/ náhuatl-español, quien en menos de 0,5 segundos tradujo:

– mis testículos.

¡Cómo!

Colón, enfurecido al pensar que aquél ser inferior le había faltado al respeto, le quitó un maracaguacate de un zarpazo y le desafió diciendo: – Mira lo que hago con tus testículos!. Y seguido mordió absurdamente aquel fruto con todo su orgullo mediterráneo, salpicando todas sus vestimentas. Al instante, su rostro empezó a cambiar, pasando de la rabia a la sorpresa y de la sorpresa al placer, limitándose a decir: “Pardiez! lo que hay dentro es como mantequilla, tiene un sabor delicioso y deja un gusto tan blando y tan bueno que es maravilloso»*.

*Esta frase pasará a la historia gracias al testimonio de Martín Fernández de Enciso, en su escrito Suma de Geografía, del mismo año en que todo esto ocurre.

Nuestro querido guiri, que no entendía de gritos ni amenazas, al ver el éxito que tuvieron sus testículos en boca de Colón, le invitó a formar parte de aquella tradicional celebración.

Al ir acercándose, Colón se percató de que en el cartel a la entrada del sarao se leía: «Miss Aguacates». Seguido, dos bellas nativas le regalaron un par de maracaguacates y le indicaron dónde podía canjearlos por piña colada.

Miss Aguacates

Una vez en la barra, mientras esperaba a que le atendieran, notó unas palmaditas en la espalda:

– Hombre! Colón!

– ¿Wikipedia? No jodas, tío!

– ¿Qué haces aquí?

Entonces Colón le explicó a su amigo Wikipedia cómo descubrió América hacía tan solo 27 años, y cómo, por casualidades de la vida, se había topado con los testículos de un guiri nativo, se los había mordido y le había gustado tanto que había decido unirse al festival de testículos que se estaba celebrando. Wikipedia, que conocía a Colón desde la infancia, le pasó el brazo alrededor de los hombros y le susurró:

– Alma de cántaro, en náhuatl, el idioma que hablan estas gentes que tú osas llamar guiris nativos, aguacate quiere decir testículo, por la forma en que dicho fruto cuelga de su árbol, pues tiene una característica que otros frutos no tienen. Las naranjas, limones y manzanas cuelgan simplemente de arriba de la fruta. El aguacate cuelga de un lado aparentando un testículo. Al notar esto, los antiguos mexicanos le pusieron ese nombre, demostrando así el sentido del humor que siempre les ha caracterizado por utilizar el doble sentido de las palabras.

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– No te creo, tío.

– ¿No? Haz click aquí.

Y Colón hizo click ahí. Y nunca más volvió a preguntar a nadie que no fuese su infalible amigo Wikipedia.

Como anécdota, destacamos que Cristóbal terminó ganando el certamen de Miss Aguacates por razones, ejem, obvias. A partir de este momento, El Huevo de Colón se haría mundialmente famoso.

5 comentarios en “Miss Aguacates

  1. Oso ona, Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas, lo dijo un señor aleman hace unos siglos…
    no sabia que tenias un blog!!

    besos!

  2. Como dijo la japonesa el otro dia…»a mi gusta mucho el Avocate»…jejeje…

    Por cierto, genial el blog este de los fruitis!

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