Ay, pero qué razón tenía Gustavo Adolfo…
¿Volverán las azules golondrinas
en tu balcón sus votos a colgar,
y, otra vez, con la pela en sus bolsillos jugando ganarán?
Y seguía así:
Pero aquéllas que los tomates defendían
con hermosura y dicha al rubalcar,
aquéllas que perdieron tantos votos…
ésas… ¿no volverán?
(Nota del autor: Los interrogantes de este poema podrían mantenerse solo hasta la medianoche del domingo)
Esta entrada se le dedicamos a nuestro amigo Andrés,
que nos trajo estas peratomates all the way from Seattle.