Crónicas de una fallera en América

Y mientras en la plaça de l’Ajuntament de València el senyor pirotècnic podia començar la mascletà, al otro lado del océano, la abuela Reineta era retenida en el aeropuerto de Minne-apple-lis, Minnesota (EEUU) con un cargamento de explosivos, acusada de traficar dinero, blanquear drogas y liarla parda.

Su nieto, Manzanillo, que estaba de Erasmus en esta hermosa ciudad, la esperaba con los brazos abiertos.

Reineta: Ay quin disgust té la abuelitaaaa!, ay mare de deu, chesus! Tot el que m’han fet deixar: bunyols de carabassa, churros, porres i xocolate en tassa; masclets petardos, taronges, mandarines i diners negres en fardos. Y mira, mira qué bolso de piel, de piel de la buena, de la buena de Rita, la que cantaba Lo que se da no se quita, ¿te acuerdas?. Y mira, mira, qué traje! Nooo, no es un traje cualquiera, es el traje famoso de un (de)sastre a medida.

Pobret fill meu -pensaba yo- allí solo, abandonado como un solar, sin nadie que le pueda especular…estos americanos, ¿le sabrán cuidar?. No me fio un pelo, iré a investigar…¿investigar? Che! ahora va y resulta que la abuela es terrorista!, caguen deina i santa pola, tanta Copa i tanta vela, però si no tenen ni paella ni mistela!!

Manzanillo: Abuelaaaa, que aquí no hay fallas!!

Reineta: Che, calla!!. Mira que no tener fallas, estos yankis modernos, que poco culto a la ostentación!!

(Reineta se pone melancólica…suena Kenny G)

Voz en off: Esos carpinteros valencianos, que al final de cada invierno, hacían quemar sus «parots» (estructuras de las que colgaban los candiles que les daban luz) porque al llegar la primavera ya no les hacían falta (previsores que eran ellos). Esos carpinteros que fueron añadiendo ropas a los «parots» para darle apariencia humana y empezaban a picarse entre ellos (como no) incorporando burlas alusivas a algún personaje conocido del barrio.


Y esa Iglesia que (aprovechando la oportunidad) hizo coincidir la quema pagana de estos parots con la festividad del patrón de los carpinteros, uséase, San José.

Estos parots, que fueron los primeros ninots (conservados hoy en día en algunos gimnasios valencianos), y que a principios del siglo XX eran cajones altos con tres o cuatro muñecos de cera vestidos con ropas de tela, hasta que los artesanos incorporaron la reproducción de moldes en cartón piedra y pasaron a denominarse fallas («antorcha» en latín).

Esas fallas que fueron evolucionando hasta la actualidad, donde la mayoría de estos monumentos (y cargos políticos) están compuestos de corcho blando fácilmente moldeable.

Así, el arte de las fallas ha ido generado esculturas de mayores dimensiones con remates que rozan los 30 metros de altura (y eso que no somos de Bilbao!!).

Reineta: Ay fill meu, qué triste estoy, y yo que te traía una estoreta velleta per a la falla de Saint Joseph!

NdT: «una alfombrita viejita para la falla de San Jose». Canto popularizado por los niños valencianos que iban llamando a las casas (¿origenes del Halloween?) buscando todo tipo de muebles y utensilios viejos para quemarlos en una hoguera junto con el parot. (Wikipedia et al., 2011)

Abuela DEF FINAL
Próximamente para los fans: explicación de la falla.

Un comentario en “Crónicas de una fallera en América

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